El inminente giro conservador ocurrido en los países de la región podría afirmar la tesis de que el poder no se construye desde arriba, como decreto o imposición de la clase gobernante, sino como resultado de la lucha y la organización social.
La fabulosa mutación del vampiro
Marx señalaba en el manifiesto comunista que nunca había existido una clase más revolucionaria que la burguesía.