Mijail Sarzosa*
“Mi único hijo, ¡no!, mi único hijo, me tienen que matar a mí también. Ya me lo mataron hoy, ¡entonces que me maten, porque me voy con mi hijo!, era mi único hijo. Me matan, me tienen que matar a mí, a mí me pegan un tiro también” fue el desgarrador grito de Sandra Milena Meneses, madre de Santiago Andrés Murillo, el joven de 19 años que murió el pasado sábado 1 de mayo en Ibagué, Tolima, después de recibir un impacto de bala en el pecho, testigos afirman que elementos del ESMAD le dispararon.
Como este doloroso caso, hay otros centenares que ha documentado la prensa popular y la ciudadanía en las calles, de esta manera se cumplen 11 días del Paro Nacional en Colombia y coincide con la celebración por el Día de la Madre, en medio de una masacre, de la indignación popular y el clamor de verdad y justicia por los más de 30 muertos producto de la represión policial-militar que enfrenta con valentía el pueblo colombiano.
La Reforma Tributaria –ya retirada-, que incrementaba en un 19% los servicios públicos, una reforma al sistema de pensiones, grababa IVA a los productos básicos de la canasta familiar y servicios funerarios entre otros, son algunas medidas indolentes que ha tomado el Gobierno de Iván Duque, en medio de un país donde la pobreza ha aumentado producto de la pandemia, según el Centro de Investigación Económica y Social -FEDESARROLO- la pobreza en Colombia llegaría a un 49%, eso indica más o menos que ahora se tendrá 10 millones más de pobres: 4 millones como resultado de la actualización del DANE y 6 millones como resultado de la pandemia.
La Reforma Tributaria que detonó las protestas sociales quedó en segundo plano y la acción colectiva derivó un Estallido social y popular que integra en la actualidad múltiples luchas contra las inequidades y desigualdades estructurales del Estado.

¿Porqué siguen las protestas en Colombia?
Por varias razones de fondo: un salario mínimo legal mensual (240 dólares); empleo con respeto a derechos laborales; soberanía y seguridad alimentaria; educación gratuita; garantías y libertades democráticas a la movilización y la protesta; desmilitarización de las ciudades; cese de las masacres y castigo a los responsables, cese la violencia sistemática contra los líderes, defensores de derechos humanos, excombatientes de las FARC, autoridades indígenas, desmonte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad).
Estas demandas han sido las agendas de lucha de diferentes sectores sociales desde el 2019, que desembocaron en fuertes movilizaciones en rechazo al asesinato del estudiante Dylan Cruz y de líderes sociales, según datos de INDEPAZ se han registrado más de 1.055 asesinatos entre el 24 de noviembre de 2016, cuando se suscribió el acuerdo de Paz y el 3 de noviembre de 2020. Ante el cese de la guerra y los más de 50 años de conflicto armado, hoy el pueblo colombiano grita el desmonte del Estado Narco paramilitar.
La clase media y los sectores populares empobrecidos (obreros, campesinos, indígenas, estudiantes, mujeres) han declarado la resistencia indefinida; ante esto, el presidente Iván Duque y su gobierno respondieron con extrema violencia estatal, activando una brutal la represión y las denuncias internacionales condenan el tratamiento de guerra que se ha ejecutado para frenar las protestas.
Cifras de la masacre policial
Hasta el momento se ha registrado, 1814 casos de violencia por parte de la fuerza pública, 278 víctimas de violencia física, 47 personas han sido asesinadas en el marco del Paro Nacional, entre estos, 39 han sido cometidos presuntamente por la fuerza pública, 963 detenciones arbitrarias, 28 víctimas de agresiones oculares, 111 casos de disparos de armas de fuego, 12 víctimas de violencia sexual y más de 500 desaparecidos.
La lucha de las madres, hijas y esposas del paro
Los asesinados en su mayoría son jóvenes:
- 4 menores de edad;
- 13 personas de 18 a 25 años;
- 12 personas entre los 26 a 36 años;
- 2 mayores de 60 años;
- 16 sin identificar.
Estas cifras son el reflejo de decenas de madres y familias que han perdido a un ser querido en el contexto de la brutal represión estatal, dirigida por el autoritarismo del gobierno y la violencia institucionalizada, Colombia vive una extrema crisis de derechos humanos y las evidencias audiovisuales se hacen virales en redes sociales alrededor del mundo; la comunidad internacional entre gobiernos, organizaciones, movimientos sociales, indígenas, políticos, artistas, medios de comunicación alternativos, organismos de derechos humanos, la sociedad civil organizada han hecho eco de las denuncias para frenar este derramamiento de sangre.
La Red Global Contra la Violencia Policial exhortó al gobierno de Duque a que respete y cumpla con sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos, ante la represión violenta en Colombia de parte del gobierno contra la población civil que ejerce su derecho a la resistencia en medio de la emergencia sanitaria.

“Porque el llanto de una madre hace más eco que una bala”; “abuelas y madres apoyamos el Paro Nacional”; “todas las vidas importan”; “ante las injusticias, nuestra voz”; “hoy marchamos las madres, por el futuro de nuestros niños”, fueron algunas de las frases que se leyeron, el sábado 8 de mayo, en los carteles que cargaron las abuelas y madres en la gran marcha en la Plaza de la Hoja, ciudad de Bogotá, contra la masacre del Estado y por el futuro de sus niños en apoyo al Paro Nacional.
Las Madres de Soacha también se movilizaron y dieron su mensaje en Bogotá. “Hoy estamos acá en acompañamiento a las madres que han perdido a sus hijos en estas protestas, la Policía Nacional no tiene ningún derecho de matar a nuestros hijos, en solidaridad con ellas estamos acá. El Estado nos mató nuestros hijos, esposos, padres y sobrinos, por eso estamos solidarizándonos con ellas. El mensaje que le dejamos al gobierno y a la Policía Nacional es que respete el derecho fundamental a la vida y a la protesta, no somos delincuentes para que nos maten, no nos manden esas balas asesinas del Estado”.
La Asociación de las Madres de los Falsos Positivos de Colombia, conformada por madres, esposas, hijas y hermanas se movilizaron para exigir justicia y verdad por los 6402 civiles que fueron ejecutados por miembros del ejército colombiano y reportados como guerrilleros. La mayoría de los asesinatos ocurrieron entre 2002 y 2008, durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, esta cifra la reveló la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), un mecanismo de justicia transicional creado en 2015.
Llevan 13 años buscando verdad y justicia por sus seres queridos ejecutados, eran civiles inocentes que, en la mayoría de los casos, fueron llevados por militares bajo ofertas de trabajo y ejecutados en otras regiones de Colombia para presentar “mejores resultados” a sus superiores, y de esta forma obtener permisos, premios y otros privilegios.
Madres de jóvenes víctimas de ejecuciones extrajudiciales se movilizan hoy en Bogotá, en solidaridad con todas las víctimas de la represión policial en el marco del Paro Nacional.
También el sábado 8 de mayo se dio la “Gran movilización de Madres y Mujeres de Cali y el Pacífico” al grito de: ¡Nuestros hijos no son escudos de guerra!
En esta marcha se escucharon dramáticos testimonios y duros mensajes contra la clase política. “El gobierno le quitó a estos hijos el felicitar a su madre, le quitó el derecho a esas madres a recibir un abrazo de sus hijos. En medio de la tristeza nos sentimos orgullosas porque tenemos a nuestros héroes y el gobierno tiene a los corruptos y asesinos” decía una madre en medio del homenaje a los caídos por la violencia.
Las mujeres mostraron su poder de movilización y convocatoria, se dio el encuentro mujeres negras e indígenas, en Puerto Resistencia, Cali, mostrándole a Colombia y al mundo que el pueblo resiste con dignidad ante la matanza.
Hoy miles de madres colombianas en medio del dolor y llanto por sus hijos asesinados, mutilados o desaparecidos no celebrarán la vida, con dignidad, memoria y valentía incansables exigirán verdad y justicia por sus familiares. El Estado, a través de la policía, el ejército, el paramilitarismo asesinó a sus hijos, esposos y padres; las instituciones de justicia les dan largas, muchas morirán sin encontrar justicia. EL pueblo colombiano no duerme y desde cada rincón del territorio siguen saliendo a las calles para protestar por un mejor país, los jóvenes con su fuerza y convicción inundan las calles, las madres les dan su bendición: “cuídese sumercé, cuídese mucho y regrese vivo a casa”.
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