Lo colectivo como lugar estructurante

Por: Jaime Torres,  Psicólogo clínico. 

Es menester, situar que la catástrofe social que vivimos actualmente si bien tiene como lugar de origen a la pandemia del covid-19, son las decisiones del poder gubernamental las que configuraron la crisis en términos reales.

La catástrofe que vivimos poco a poco nos ha dejado unas rupturas en nuestra vida diaria, nos van despojando del salario, del empleo, de la salud. Este desvalijamiento hace que se produzcan unas rupturas familiares, socio-filiales, con sus consecuencias psico-sociales, llegando al lugar de lo traumático en tanto no puede ser descargado ni por reacción ni por asociación, es decir no se puede enfrentar al poder gubernamental ni se lo puede procesar en el ámbito narrativo, en otras palabras, entramos al lugar del silencio, de lo innombrable.

Estas pérdidas en el que incluye ya la muerte de familiares y amigos, hace que vivamos innumerables duelos, o como dice el psicoanalista Luis Hornstein (2003) “duelos masivos”, la pérdida del empleo, del tejido social y de la familia transforma nuestra “organización psíquica”. 

La estrategia del poder gubernamental, instalando el miedo y emplazarnos la culpa, activa en nosotros la autocensura. Es decir, desmantela el Estado, desmantela nuestras actividades como el trabajo y el salario y produce el desmantelamiento psíquico. Si el miedo y la culpa no operan como espera el poder gubernamental, hace uso de la violencia política institucional simbólica-real y real-real, entiéndase a través de decisiones administrativas que nos despojan de nuestros derechos ciudadanos (trabajo, salud y educación los mas básicos) y de violencia policial o militar si las de orden simbólico no son eficientes. 

Lo anteriormente dicho pone “en riesgo la autoconservación” como dice Silvia Bleichmar (2003) y nos arrastra a la renuncia a la solidaridad con los compañeros, se instala la rivalidad, la insensibilidad frente a las situaciones de hambre que ya van viviendo algunas poblaciones, de aceptar condiciones de trabajo que atentan contra toda dignidad y eso nos lleva a “procesos de desidentificación” (Bleichmar, S:2003, se instala la inseguridad de nuestra identidad y pertenencia.

Frente a esta inminente pérdida, muchos trabajadores, se resisten a lo catastrófico, la organización de los obreros dio paso a un intento de transitar “del trauma al acontecimiento” (Honstein, L:2003), las acciones dadas por trabajadores como los de EXPLOCEN, de los trabajadores y docentes del frente por la defensa de la Educación, de los docentes de educación media, dan muestra de una resistencia al desmantelamiento, en todas sus formas.

“Cuando un contexto expone al sujeto al ingreso de situaciones no tramitables produce efectos destructivos, salvo que, mediante elaboraciones individuales, pero además colectivas –y esto es fundamental- “(Honstein, L:2003, p. 61), permite la comprensión de la situación catastrófica que vivimos y una toma de posición frente a ella, para un devenir confrontando el despojo, con la exigencia de la restauración de las condiciones mínimas que nos permita mantener y mejorar la materialidad que facilita la vida en dignidad. Por tanto, desmentir la realidad impuesta que produce el desastre y transformarla, este es un acto de salud psíquica.

Sin embargo, nos encontramos en un escenario adverso, y este es utilizado por el poder gubernamental y que, con el uso de las formas de violencia mencionadas anteriormente, hace que nuevamente se produzcan situaciones de brutalidad policial, frente al intento de recuperar las experiencias de lucha de generaciones anteriores y que aún se encuentran en el inconsciente y la memoria colectiva, estos brotes de resistencia deben ser aplacados atacando al cuerpo, cuando el alma se resiste parece ser la consigna. Y que hace recordar los momentos más siniestros de las dictaduras y de las “democracias autoritarias”. Es la muestra de lo que ocurrió en EXPLOCEN, que, con el eufemismo de uso excesivo de la fuerza, o acción disuasiva se oculta lo que ya está nuevamente naturalizándose, la violencia política de Estado, está instalada y silenciada.

Toda acción colectiva entonces, será el mecanismo por el cual se logra la restructuración psíquica, las redes de solidaridad, encuentros con los afectados de la crisis, para evitar quedarnos en la deriva.

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Kapari Comunicación

Red de Comunicación Comunitaria Ecuador