RESTREPO-RED KAPARI

La efímera memoria de Ecuador

rommel aquieta

Hace 31 años dos menores de edad fueron torturados en uno de los calabozos del SIC-10, una organización creada para desaparecer toda oposición política. El escuadrón seguía, según reconocieron sus propios integrantes, órdenes de las más altas esferas del gobierno central. El “Febrescorderismo” y sus grandes líderes aún gobiernan en algunas provincias, pero sus actores principales deben responder por cuantos crímenes y violaciones a los derechos humanos cometieron.

Hoy, 8 de enero, se cumplen 31 años de la desaparición de los hermanos Restrepo, y en nuestro país, en una época de paquetazos económicos, alzas miserables de salarios a los trabajadores, largos feriados y recurrentes acuerdos políticos por debajo de la mesa, una nube de silencio cubre la memoria de un pasado marcado por la violencia y el olvido.

Retratar la historia, reconstruirla y recordarla, no es tarea fácil, pero es obligatoria para todos aquellos que intentamos apelar a la memoria para recuperar los momentos que marcaron un antes y un después en nuestra vida política y social. Como, acertadamente, expone el cantautor argentino León Gieco, “la memoria despierta para herir a los pueblos dormidos que no la dejan vivir libre como el viento”. Es, entonces, que hablar de memoria es más que hablar e, incluso, que solo pensar en el ayer; por el contrario, la memoria involucra adentrarse en el pasado de una manera tal que podamos visibilizarlo en las construcciones del ahora.

Ha pasado mucho tiempo desde aquel 1988, pero la pregunta sigue tan latente como el primer día: ¿dónde están? Y es que la verdad ha quedado resguardada entre unos pocos bajo la figura del secreto de Estado. En este contexto, mencionar el caso Restrepo evoca coraje, lucha y valentía, pero también es recordar el terror, el miedo, la represión como política de Estado, la desaparición forzada y la tortura.

Por ello, es indispensable rememorar esta fecha y no olvidar la responsabilidad del gobierno del Frente de Reconstrucción Nacional (Partido Social Cristiano, Partido Liberal e independientes de derechas), que hoy siguen legitimándose en el poder como representantes de los intereses de los sectores empresariales y oligárquicos. Justo, en un momento en el que presenciamos la abrumadora escalada de los sectores conservadores ecuatorianos, cuyos rostros, los mismos de siempre, vuelven con su proyecto neoliberal y su mando autoritario. Quizás aún estas fuerzas aparecen agazapadas y en espera, pero su aparataje represivo sigue silenciosamente vigente en la actual situación de inestabilidad nacional.

Hace 31 años dos menores de edad, Carlos Santiago y Pedro Andrés Restrepo Arismendi, de 17 y 14 años respectivamente, fueron torturados en uno de los calabozos del SIC-10, una organización creada y orientada para desaparecer toda subversión, ya fueran los Álvaro Vive Carajo, o cualquier tipo de oposición política. El escuadrón seguía, según reconocieron sus propios integrantes, órdenes de las más altas esferas del gobierno central. El “Febrescorderismo” y sus grandes líderes aún gobiernan en algunas provincias, pero sus actores principales deben responder por cuantos crímenes y violaciones a los derechos humanos cometieron.

No podemos olvidar nuestra historia. Cuánta sangre hay en las manos de los que ahora se pregonan como defensores de la democracia. Es justo recordarles lo que hicieron y escondieron, como también exigirles la verdad y responsabilidad sobre sus actos. Tenemos memoria, y como si fuera una espina, nos permite notar que todavía queda mucho por luchar, cambiar y conquistar.

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Kapari Comunicación

Red de Comunicación Comunitaria Ecuador