Debo decir que el señor Alvarado abandonó su grillete en la autopista Simón Bolívar. Bajo esta lógica, sospechamos que el fugado está en Venezuela; no es gratuito ese signo bolivariano. Porque si hubiera fugado, digamos al Perú, hubiera lanzado el grillete en el parque Lima; o si hubiera fugado a Colombia, hubiera tirado el juguete en la calle Bogotá.
Con la novedad, mi general, que una vez hecha la investigación de rigor en el caso Fernando Alvarado, he concluido lo siguiente:
Que resulta, mi general, que el civil en mención –amante de los safaris- se ha fugado. Eso lo pudimos comprobar porque no aparece por ningún lado, y como prueba hemos encontrado el grillete que, al encontrarse solo, botadito, se concluye que fue abandonado por quien prometió estar con él hasta que el juicio los separase. Esto implica, mi general, que la medida llamada cautelar, no cauteló nada. El señor Alvarado nos hizo chinos a todos; eso lo dedujimos porque según consta en el proceso, el grillete ha sido bien chino, y como usted sabe, mi general, hay que dudar de todo lo chino, sea nacional o importado. Con decirle, mi general, que mi mujercita me mandó a comprar un par de esposas para no sé qué experimento que había visto en no sé qué película de no sé qué sombras, y uno por hecho el ahorrador compra esposas chinas. Error. Ahora estamos en proceso de divorcio, mi general.
Siguiendo con el caso, debo decir que el involucrado, ex duro de las comunicaciones de la época correísta, abandonó su grillete en la autopista Simón Bolívar. Bajo esta lógica, sospechamos que el fugado está en Venezuela; no es gratuito ese signo bolivariano. Porque si hubiera fugado, digamos al Perú, hubiera lanzado el grillete en el parque Lima; o si hubiera fugado a Colombia, hubiera tirado el juguete en la calle Bogotá. Conflicto de intereses que llaman. La otra hipótesis es que sigue en el país, pero disfrazado de leninista; hay quienes, incluso, juran haberlo visto en el cambio de guardia, camuflado entre los asistentes. Otros, los más perversos, sostienen que se operó el rostro y que ahora se parece al Correa, pero con 15 años más. No hay que desechar esta hipótesis, en vista del amor incondicional a su exlíder. Lo extraño de esta telenovela es que el hoy fugado había estado de safari en Ghana. Conclusión: “deghana” vino.
Lo que más preocupa, mi general, es que ese grillete había lanzado 245 alarmas de que fue quitada de su bien amante tobillo, y también, 545 alertas de que se apagó. Lo que no sabemos es si hubo 245 intentos de fuga o 545 alertas de arrepentimiento antes de cometer el delito. Claro que el grillete debe estorbar para ciertas actividades santas y no tantas, lo que complica la investigación. Porque si a él le gusta trotar y avanzar sendos kilómetros, digamos a visitar a su “guerrero” preferido en la cárcel 4, la cosa se pone fea. Ir al baño con grillete debe causar estreñimiento. Grillete en la cama, impotencia. Así cualquiera se saca esa vaina, y peor si es chino, capaz y le estaba chupando hasta el tuétano.
Yo lo que sostengo, mi general, es que habría que darles uso a esos cerca de 2000 grilletes que están vegetando sin que nadie los use. Por seguridad, habría que engrilletar a los exministros y jueces del Correa, a los ministros del Moreno, asesores, contralores, auditores. A los asambleístas de AP, CREO y PSC. Unito para el Rodas, otro para el Nebot, unos cuantos para los banqueros del Pichincha, del Guayaquil y similares, y una docena para las Cámaras de la Producción, y ya. Hay que ser prevenidos, nunca se sabe con éstos.
Eso es todo por el momento, mi general. Me retiro con los más altos sentimientos de patria altiva y engrilletada.
Cabo Arguello.
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