Tras diez años de correismo, es claro que las organizaciones requieran de un respiro y una tregua para re articular fuerzas y continuar. Eso no exime a la dirigencia mantener clara su postura política y el fortalecimiento del trabajo en el territorio, muy cerca de las bases, preparando las próximas jornadas de confrontación, que sin duda vendrán en los próximos meses.
Más de 750 millones de hectáreas (casi 6 mil kilómetros cuadrados) habitadas por 480 pueblos indígenas constituyen la inmensa llanura amazónica de 9 países en Sudamérica, uno de los lugares más exuberantes y biodiversos del planeta; el agua y la selva desatan el mayor apetito de centenares empresas multinacionales, muchas de las cuales superan en cantidad al Producto Interno Bruto de la mayoría de países latinoamericanos y por tanto, tienen la capacidad de comprar a los gobiernos títeres de los diferentes estados nación.
La Amazonía ecuatoriana no es la excepción, más de 4 millones de hectáreas de bosque húmedo tropical en el centro sur oriental están en la mira de transnacionales chinas, europeas, norteamericanas y empresas nacionales debido al petróleo y minerales presente bajo el manto de la selva. Paradójicamente, las 7 nacionalidades indígenas y pueblos campesinos mestizos que habitan esta región biodiversa expresan que la verdadera riqueza está en la potencialidad biológica, ecológica, productiva y turística de la vasta región, generando una conflictividad que persiste durante varias décadas y que ha desembocado en distintos puntos críticos que brevemente se detallan en adelante.
José Tendetza, a quien tuvimos el honor de conocer, fue asesinado hace unos años, y si bien no se ha determinado formalmente la participación de la empresa minera china ECSA Ecuacorrientes, para toda la opinión pública resulta indiscutible la participación de la misma a través de algunos de sus trabajadores, para intentar frenar la ola de resistencia que el pueblo Shuar, desde Morona Santiago en el sur de la Amazonía, ha sostenido durante más de 50 años desde la fundación de la poderosa Federación Interprovincial de Centros Shuar FICSH, y que, bajo el liderazgo de Domingo Ankuash en la década de los 80s, expulsó a diferentes empresas de los territorios de Warints y Rosa de Oro, entre otros. Un saldo nefasto han dejado los afanes extractivistas en el suroriente; a José Tendetza se suma la muerte de Freddy Taish (sobrino de Domingo) en Bomboiza y de Bosco Wisum, profesor Shuar en el puente del río Upano, durante el paro del 2009 en el marco de la lucha por la defensa del agua en el país.
Domingo Ankuash con 62 años sigue luchando y trabajando junto a las organizaciones del movimiento indígena, CONFENIAE y CONAIE, se trata quizás de uno de los máximos referentes de la lucha popular en la Amazonía moderna e incluso en el Ecuador contemporáneo; como él mismo se auto define, es el “último jíbaro salvaje” que defiende al pueblo para lograr la libertad y ejercer el poder popular. “Pueblo desarmado, pueblo derrotado” es una de las tantas consignas que agita en asambleas y congresos a lo largo y ancho del Ecuador y con las que adhiere por completo a la juventud y la nueva generación a la cual este líder histórico ha irradiado con su sabiduría.
Más al norte, en la provincia de Pastaza, el centro político de la Amazonía, no han sido pocos los intentos de compañías petroleras por ingresar a los territorios indígenas y campesinos. La lucha del pueblo Shuar y Achuar contra la empresa Burlington en el límite con Morona Santiago, es uno de los casos emblemáticos que dio además lugar a la creación del Comité Interfederacional, una de las instancias de hecho más poderosas que durante 30 años ha frenado el embate de las empresas en la región. Ya en el nuevo milenio, es referencial la lucha de Sarayaku que expulsó a la Compañía General de Combustibles CGC de Argentina y sentó precedentes para la defensa de estos territorios. Pese a ello, a partir del 2013 durante el gobierno de Rafael Correa, una nueva licitación petrolera, la décimo primera denominada Ronda Suroriente, pretendió ingresar a diversos territorios de Pastaza, encontrándose con una fuertísima pelea del pueblo que conllevó posteriormente al gran Paro Nacional y Levantamiento Indígena y Popular del 2015, donde cuatro provincias amazónicas con lanzas en mano, impidieron que los designios de las transnacionales se cumplan.
Macas, Taisha y Nankints en Morona Santiago, Loreto en Orellana y Puyo en Pastaza han sido los puntos álgidos del conflicto anti extractivo en los últimos tres años. En el marco del Paro Nacional, el pueblo Shuar Achuar se toma la ciudad de Macas con 2000 lanzas alzadas, conduciendo a la subsecuente criminalización de más de 100 dirigentes de Morona Santiago; nunca olvidaremos esa madrugada en la cual esas lanzas se levantaron exigiendo justicia y condujeron al estado de excepción con el que el gobierno de Correa desplegó a las fuerzas militares en Macas y posteriormente en el cantón Taisha, otro de los centros de resistencia en la provincia. En el 2016 y luego de la recuperación del campamento minero en San Carlos de Panantza por parte de las familias de Nankints debido a la inconsulta presencia de mineras en la zona, Luis Tiwiram pasa a encabezar durante varios meses la lista de los más buscados del Ecuador, con una recompensa de 50.000 dólares por información que lleve a su captura. Él junto con su familia recurre a la clandestinidad y se refugia en la cordillera del Cóndor hasta el presente; la criminalización de la lucha y la protesta social se instaura con total intensidad y más de 200 líderes son perseguidos en el país.
El 13 de Agosto de 2015 en Puyo, capital de Pastaza, se produce una batalla campal así como dispar, con una nunca antes vista represión militar que esa noche ocasionó más de 50 detenidos y que luego sacó a la luz el emblemático caso de los 7 de Pastaza, proletarios, trabajadores y campesinos perseguidos, judicializados y encarcelados por el gobierno de Rafael Correa. En el 2017 sería el mismo ex mandatario quien concediera el indulto presidencial a Stalin Robles, uno de los 7, y el actual presidente, Lenin Moreno, entregó al primer indulto a Patricio Meza, vocero de los 7, reconociendo en el decreto firmado el legado de los levantamientos y revueltas populares y su rol en la construcción de la historia contemporánea. Sería esa misma historia la encargada de confirmar que solo el pueblo a través de la lucha organizada es luz y guía para el cambio y la transformación social, ya que tres años luego de las jornadas del Paro Nacional se derogaron las enmiendas constitucionales creadas por Correa y que fueron uno más de los motivos de aquellas jornadas de lucha del 2015.
Un párrafo aparte merece el sucesivo proceso de división propiciado por el anterior gobierno en contubernio con las empresas como han experimentado las organizaciones y nacionalidades Achuar, Shiwiar, Sapara y la misma CONFENIAE, cuyas amenazas persisten debido a los vigentes intereses de esas compañías para conseguir sus objetivos y la anuencia de los gobernantes para permitirlo. Aún están grabados en las retinas de nuestros ojos aquellas imágenes del 28 de Septiembre de 2016 cuando 300 policías de élite ingresaron a la sede de la CONFENIAE en Unión Base, presencia que fue dignamente repelida por un puñado de mujeres valientes y que luego tuvo al total respaldo popular para impedir dichas divisiones y lograr la gran unidad de la región amazónica.
Tras diez años de correismo, es claro que las organizaciones requieran de un respiro y una tregua para re articular fuerzas y continuar. Eso no exime a la dirigencia mantener clara su postura política y el fortalecimiento del trabajo en el territorio, muy cerca de las bases, preparando las próximas jornadas de confrontación, que sin duda vendrán en los próximos meses. Algunas voces trasnochadas de la izquierda procedentes de determinados frentes que callaron durante la conflictividad antes descrita aduciendo que se trataba de “lucha violenta”, hoy se rasgan las vestiduras y se convierten en los paladines de la protesta, desde muy lejos del conflicto y a kilómetros de distancia en redes sociales, pareciendo obviar el generoso legado histórico de lucha de un pueblo que ha batallado desde hace 5 décadas en las calles, selvas y páramos, gracias a lo cual no han logrado implantarse proyectos mineros, petroleros e hidroeléctricos en el centro sur. Afortunadamente la historia y la lucha prueban que la vanguardia está en el pueblo, que el éste es sabio, y que ese pueblo no ha bajado las lanzas envenenadas –ni piensa hacerlo- por lo que a esas pretenciosas vanguardias alejadas de la realidad concreta cabe aclararles que, parafraseando a Tolkien, nunca se subestime la capacidad de los pueblos y su vocación natural a la insurgencia y la lucha popular en las calles, donde su puño mágico se ha forjado.
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